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Carlos Ghosn le pone una difícil meta a la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi

Especial para AUTORUTAS/ENRIQUE KOGAN

Tanto en la vida cotidiana como en la corporativa, ponerse metas para llevarlas a cabo y lograrlas es muy importante. Haber logrado esas metas, son la marca del éxito que cualquier persona normal o empresa, llevarían en su haber.

La Alianza Nissan, Renault y Mitsubishi, se ha fijado el objetivo de vender 14 millones de automóviles y camiones ligeros en todo el mundo para el 2022.

Y eso es ponerse una meta, lo que motiva desde el ejecutivo con el cargo más alto, hasta el empleado que coloca el último tornillo al auto, todos, se unen para lograr una meta.

Como grupo, este año la Alianza puede vender unos 10,6 millones de unidades de todas sus operaciones. La industria automotriz mundial es demasiado competitiva para que cualquier empresa global pueda crecer a un ritmo tan rápido.

Carlos Ghosn, presidente y director ejecutivo de la Alianza, piensa que puede dirigir la expansión que incluso líderes globales como Toyota y Volkswagen no pueden. Ninguno de estos monstruos ha establecido objetivos tan altos.

Ghosn dice que las sinergias, que son el cementerio de las expansiones corporativas, serán el elemento crítico del crecimiento: “Al final de nuestro plan estratégico Alianza 2022, pretendemos duplicar nuestras sinergias anuales hasta los 10.000 millones de euros”.

Para lograr este objetivo, por un lado, Renault, Nissan y Mitsubishi Motors acelerarán la colaboración en plataformas comunes, grupos moto propulsores y tecnologías eléctricas, autónomas y conectadas de próxima generación.

Del otro lado, las sinergias serán mejoradas por una creciente escala, tratando de logar un total de ventas anuales que se pronostica que superará los 14 millones de unidades, generando ingresos esperados en $ 240 billones al final del plan.

Claro, a Ghosn se le olvida mencionar que todos los otros grandes fabricantes tienen objetivos similares basados ​​en estrategias similares, y estos pasados objetivos, han fracasado en muchos casos.

Estos fracasos se debió a todo tipo de razones, desde la económica (como paso en el 2009), hasta la de producir vehículos defectuosos que debieron ser llamados constantemente a revisión, caso GM y Fiat Chrysler, lo que alejaron a los potenciales clientes.

Toda automotriz de gran tamaño tienen futuros grandes proyectos, como consolidar las plataformas en las que se pueden construir varios vehículos y lanzar gran cantidad de automóviles autónomos y eléctricos.

Nissan compite con Honda por ser la segunda automotriz de Japón con un aproximado 13% del mercado, y su participación en Estados Unidos es de un 7%. Renault no es la mayor empresa de automóviles de Europa y no tiene ventas en los Estados Unidos. Mitsubishi tiene un buen mercado en el sur de Asia, pero ha quedado muy flaca en otras partes.

Mientras que Nissan tiene ventas significativas en China, necesitaría dejar fuera a los líderes VW y GM en el mercado de masas chino y BMW, Cadillac, Mercedes y Audi en la categoría de lujo.

El éxito que sugiere Ghosn significa que Nissan tendría que tomar una sustancial cuota de mercado de la competencia, y no será sencillo, pero claro, nunca hay que decir que es imposible, ya que la automotriz ha logrado varias metas que otras no han podido alcanzar.

Nissan subió desde el 4.6 % en el 2000 al 8% en el 2016, en todo el mercado global. Un avance en años difíciles que su competencia no pudo lograr.

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