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Jeep Grand Cherokee, prueba de 3500 km en 20 ciudades de 3 países 

Especial para AUTORUTAS/ENRIQUE KOGAN

Hay veces que probar los autos en las ciudades se hace aburrido. Algunos veces nos vamos a tierras pantanosas, otros a las montañas, pero esta vez elegimos el Sur Europeo, ya que es el más sencillo y menos complicado de transitar.

Lo que realmente mata son las rutas. Si no tomas una autopista donde cada rato hay que pagar un caro peaje, tienen que tomar otros caminos, que para el sistema europeo de eliminar muchos semáforos crearon las rotondas, donde hay una en cada menos de un kilómetro y se hacen muy tediosas, hasta el navegador se cansa de nombrarlas.

Para empezar, conducimos el Jeep Grand Cherokee, el buque insignia de la marca Jeep en Europa, que desde su introducción en 1992, se ha caracterizado por lo valores de libertad, autenticidad, aventura y pasión desde la cumbre de su liderazgo 4×4.

Dentro del jeep había un montón de espacio delantero y trasero. La posición de conducción fue siempre perfectamente razonable y buena visibilidad en todas las direcciones.

Los materiales utilizados para su construcción se sienten de un estándar más alto y los controles están lógicamente dispuestos. Un nuevo sistema de infotainment de 8,4 pulgadas es una buena adición y la pantalla de instrumentos TFT puede configurarse para mostrar una amplia gama de información.

En España, el nuevo Jeep Grand Cherokee del 2017 estará disponible en el nuevo modelo Trailhawk, el que probamos, y que dicen es el más capaz en las peores carreteras. En la madre patria cuesta desde 58.250 euros.

El nombre “Trailhawk” apareció por primera vez en el Easter Jeep Safari 2012 en Moab, Utah. La idea era ofrecer un look único y más robusto, con una serie de características funcionales que dieron como resultado un aumento del nivel de capacidad 4×4.

Este Grand Cherokee Trailhawk que probamos era propulsado por el motor Diésel MultiJet II de 3,0 litros y 250 caballos de fuerza, combinada a una transmisión automática de ocho velocidades.

Salimos de Barcelona camino a Valencia, Ciudad Real, Mérida, Badajoz para entrar a Portugal. Cada noche era una fiesta, por lo que cada mañana costaba levantarse.

Desde Badajoz llegamos a Lisboa, para seguir rapidamente a Fátima, Leiria, Pénelas (el pueblo del abuelo del camarógrafo), y Porto.

En carretera el ruido del viento es bien suprimido, como es el sonido del motor, este diésel V6 de 3.0 litros que ni se sentía como diésel. Un tanque lleno daba para 800 km, así que normalmente no nos preocupamos mucho de cargarlo seguido.

La eficiencia se vio reforzada por un sistema de arranque y parada con una transmisión automática de 8 velocidades.

El vehículo contaba un selector de control de sistema para todo terreno, que le permitió adaptar los sistemas del auto en los caminos más difíciles que hemos atravesado.

Saliendo de Portugal, volvimos a entrar a España por Vigo, Pontevedra, para llegar a la Coruña, y dormir en Ferrol, una ciudad donde fabrican barcos grandes, pero no había ninguno en producción en ese momento.

De ahí tomamos el camino norte hasta Santander, Bilbao y el hermoso San Sebastián, que sin olvidarme de Barcelona o Madrid, creo que esta ciudad vasca es la más linda de España.

Desde San Sebastián nos fuimos para Francia, entrando por Biarritz, para ir derecho a Toulouse.

En todo el trayecto el navegador fue el mejor amigo de este Jeep. Salvo una salida en Toulouse donde entramos a un barrio árabe que parecía una ciudad de Libia, donde las mujeres estaban con sus Burcas, y los hombres tenían caras de terroristas, y donde el navegador que siempre funciono a las maravillas, nos mandó a bajar a esta salida.

En ese barrio donde estábamos perdidos, le pregunte a unos árabes donde estaba la entrada a la autopista y muy amablemente nos indicaron. Al final problema solucionado.

De Toulouse nos fuimos a Narbonne, donde cerca de ahí hay un pueblo que se llama Montredon. Ahí pase en mi época de mochilero y pude trabajar en la vendimia cortando uva. Ahí quería ver a mi buen amigo André de la Fuente.

Pero lo más triste fue saber que André se pegó un tiro porque la mujer lo estaba engañando desde hace tiempo con un amigo. Esta mujer era la mujer de otro amigo cuando André tenía a su primera esposa.

La historia es que André dejo a su mujer por esta otra, su amigo el marido de la mujer se mudó a otro pueblo y la primera esposa de André se pegó un tiro por esa traición.

Parece que André luego de ver su segunda esposa con su amigo, siguió el mismo camino y se quiso reencontrar en el cielo con la primera. En un pueblo de solo 500 personas, todos sabían la historia.

Bueno, ya desde Narbonne regresamos a Barcelona por el camino del sur, no sin antes pasar por Lloret del mar, una hermosa ciudad en la costa brava española donde encontrar parqueo para el Jeep fue más difícil que encontrar un auto de General Motors que no haya tenido revisiones últimamente.

Antes de entrar a Barcelona no fuimos a ver a la familia Zaap, los famoso Zaapitos que recorren el mundo hace años andando en un auto del 1926. Todo una aventura.

El jeep vino equipado con un conjunto de características todoterreno, que nos ayudó mucho, sobre todo en la parte de Portugal donde tuvimos que transitar por caminos de tierra que no cualquier vehículo pasaba.

Las características todoterreno, incluían la suspensión neumática de serie Quadra-Lift, y un sistema “Selec-Speed Control” renovado con “Hill Ascent Control”, que permite al conductor controlar la velocidad del vehículo tanto en subida como en bajada, utilizando las levas de cambio en el volante en lugar de requerir el uso de los pedales del acelerador o del freno.

El sistema “Quadra-Drive II”, con diferencial electrónico trasero de deslizamiento limitado (ELSD), detectaba instantáneamente el deslizamiento de los neumáticos y distribuía suavemente el par motor a las ruedas con tracción.

En algunos casos, el vehículo se anticipaba a la baja tracción y se regulaba con el fin de limitar o eliminar el deslizamiento de forma proactiva. Ayudo mucho en los caminos de tierra.

Disfrute mucho del jeep, ya que fue como vivir una semana en él. Por dentro, contaba con asientos deportivos de piel y ante, llamativas costuras, aplicaciones cepilladas en negro y un acabado metálico en todas las partes interiores pintadas.

El Jeep Grand Cherokee se fabrica en los casi tres cientos mil metros cuadrados de la planta Jefferson North Assembly Plant (JNAP) en Detroit, donde se lleva produciendo este modelo desde el 1992, y exportado a todo el mundo.

Con el Jeep atravesamos más de 20 ciudades, pero el poco tiempo que teníamos, (una semana), no nos daba para quedarnos en todas.

Me gustó mucho San Sebastián. Me encanto la amabilidad de los portugueses y españoles de campo. No me gusto para nada Toulouse, ni los precios del diésel y el peaje en Francia.

Me canso transitar por caminos vecinales donde había solo rotondas, y con el navegador era la misma historia de no equivocarnos.

Me encanto la comida en Portugal y Francia, y los bodegones de los barrios donde comer fue un placer.

Y para terminar, me gusto el Jeep Grand Cherokee. Fue el único que vimos en todo nuestro viaje, y realmente ha sido un lujo transitar con el 3500 km, que dan ganas de recorrerlos de nuevo, claro sin tomar Toulouse en el trayecto.

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